La representación del espacio

            Para el estudio del espacio representado en Las Meninas haremos un paralelismo con La última Cena, un fresco de Leonardo da Vinci (1475) para el refectorio (comedor) de la iglesia dominica de Santa Maria de Gracia en Milán. En ella el pintor representa la escena de Cristo y los apóstoles en una sala pintada sobre la pared de uno de los fondos e intenta ampliar el espacio en el que está el espectador con el representado en el cuadro. De esta forma Cristo no sólo preside la Cena del cuadro sino también la cena real de los monjes en el refectorio.

            Para crear ese nuevo espacio utiliza un juego de luces que presenta, como también ocurre en Las meninas, un foco de luz en el primer plano y otro al fondo de la sala y una región de penumbra en la zona intermedia para hacernos sentir la profundidad de la sala.

            Podemos intentar una prueba visual: si eliminamos la mitad superior de los dos cuadros, tenemos más la sensación de un friso: una colección de personajes que están situados aquí al frente y perdemos la idea de profundidad. Vemos cómo se transforman en representaciones planas frente a la fuerte impresión espacial que ofrecen los cuadros completos.